Hasta el día de ayer fueron los miedos
disfrazados en tono de misterios
Los febriles bufones de la muerte
deleitando sus odres y sus dientes
Sus engaños vestidos de virtudes
del calibre que tienen los silencios
se agolpaban en fila tras la puerta
De los años que íbamos muriendo
Eran deudos de azar y mandolina
implacables verdugos de la risa
inusuales piratas de los sueños
avivando sus pasos en el fuego
Al hacerles pasar trazaban sendas
pretendiendo ser huellas de sapiencia
pero su parecer perdía fuerza
En el espejo claro del encuentro
Su discurso difuso y anodino
deslumbrando la luz de los cautivos
el olor de sus balas en las carnes
de los que sigilosamente les creyeron
Pero la buena siembra se abalanza
apagando sus luces y delirios
desluciendo sus trajes e instalando
una verdad de miel en su amargura
Se retiran vencidos por los versos
clandestinos que inundan los oídos
de los que sin temor
sueltan sus lastres
en el fondo del tedio y del olvido
Esos tantos temores marchan lejos
desangrados y heridos por la tierra
acribillados todos de azahares
de manantial y cantos de las piedras
En su lugar germina valentía
la que cura y alivia con colores
nuevas flores que nacen en el pecho
de los que van viviendo sus amores
Un pretendido aliento inunda el viento
que acaricia las manos que se lanzan
al vacío feliz de nuevos vuelos
transformadas en alas de esperanza
Nashbillee
No hay comentarios:
Publicar un comentario